EE.UU. y Rusia firmarán el 8 de abril el nuevo tratado de desarme nuclear

Moscú da por cerrado el acuerdo, pero la Casa Blanca dice que aún deben hablar Obama y Medvédev

El acto tendrá lugar en Praga, después de que Washington rechazase llevarlo a cabo en Kiev


Rusia y Estados Unidos han alcanzado un acuerdo sobre todos los puntos del nuevo tratado de desarme nuclear, que sustituirá al START, que venció el pasado mes de diciembre, según anunció ayer el Kremlin. La firma del acuerdo tendrá lugar en Praga, ciudad en la que Barack Obama pronunció pronto hará un año un discurso en favor de un mundo sin armas nucleares, tras descartar Washington la ubicación de Kiev propuesta por Moscú.

La fecha de la firma será el 8 de abril, comunicó la embajada rusa en Praga horas después de que el presidente checo, Vaclav Klaus, aceptase la propuesta que le trasladó el embajador ruso, Alexey Leonidovich Fedotov, para suscribir en esta capital el nuevo tratado.

«Actualmente, todos los documentos del nuevo tratado de armas estratégicas ofensivas han sido consensuados», señaló una fuente de la presidencia rusa que aclaró que esos acuerdos se deben plasmar por escrito ahora, lo que exigirá todavía unos días de trabajo.

El anuncio no fue confirmado expresamente por Washington, que optó por no hacer comentarios y se limitó a indicar que aún queda pendiente una conversación final entre los presidentes Obama y Medvédev. En cualquier caso, tiene lugar días después de que el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, se reunieran en Moscú con esta negociación entre sus prioridades. Otra coincidencia que no ha escapado a la prensa norteamericana es que llega, además, apenas 72 horas después de que la Cámara de Representantes hubiese aprobado la reforma sanitaria alentada por la Casa Blanca.

Los medios de EE.UU. interpretan el acuerdo como una pieza básica de la política de distender las relaciones con el Kremlin emprendida por la Administración demócrata y como la antesala de pactos más amplios para diseñar un nuevo orden global en materia de armas nucleares. Si se confirmase, lo ven además como el primer triunfo importante de Barack Obama en la escena internacional.

Rusia y Estados Unidos iniciaron el 9 de marzo en Ginebra la última ronda de negociaciones sobre desarme que abrieron hace casi un año en Londres los presidentes Medvédev y Obama. El acuerdo supondrá, previsiblemente, una reducción de más de un cuarto de los arsenales nucleares que tienen ahora sus países. EE.UU. y Rusia acaparan el 90% de las armas atómicas que hay en el mundo.

Previsiblemente, el nuevo tratado reducirá el número de cabezas nucleares de cada país a una cifra de entre 1.500 y 1.675 en sus primeros siete años de vigencia, a partir de las 2.200 actuales. Entre otras cosas, debe recortar a la mitad el número de bombarderos estratégicos y misiles en tierra y mar, desde los 1.600 actuales a los 800. Las principales dificultades que debieron sortear los negociadores tuvieron que ver con los mecanismos de verificación, la telemetría compartida y los escudos antimisiles.

Los analistas señalan que el problema podría radicar no tanto en la firma del tratado, sino en su ratificación por parte de los legislativos de ambos países. Y es que la Duma rusa no dará su visto bueno si el documento no vincula armamento ofensivo y defensivo. Por su parte, el Senado norteamericano tampoco lo ratificará si el texto limita la capacidad de Estados Unidos de desplegar escudos antimisiles para defender a sus aliados, aseguró recientemente el senador republicano John McCain.

Este temor puede estar detrás del hecho de que Barack Obama se reuniese ayer con los senadores John Kerry y Richard Lugar para analizar la situación.



Fuente: La Voz



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