Son los héroes de Fukushima, y quizás las primeras víctimas. Unas 50 personas luchan contra reloj en la dañada central frente a un desastre nuclear de consecuencias imprevisibles. Todo parece apuntar que se trata de una misión sin final feliz. El primer ministro, Naoto Kan, elogió a esos trabajadores. Su intervención suicida la han ordenado las más altas instancias.
Los Fukushima 50, según se les llama, gatean, de acuerdo con medios locales, por el laberinto de la instalación y a muy poca distancia de las barras de combustible. Llevan máscara para respirar, y algunos, bombonas de oxígeno. Sus trajes de protección y gorros especiales repelen las partículas radiactivas, aunque no la radiación invisible. Otros 750 trabajadores fueron puestos a salvo. Ayer volvieron 200. Todos arriesgan su salud. Decenas están ya heridos, once por una explosión.
Lo que hacen ahora no figura en ningún manual de instrucciones. Desesperados, intentan con bombas de bomberos, que no están diseñadas para ese fin, inyectar agua en los reactores. Cuando salta el fuego, se ven obligados a retirarse.
¿Por qué arriesgan su vida? Seguramente por la educación en el sacrificio del individuo por la comunidad. Además, «se desarrolla un sentido para la lealtad y el compañerismo cuando se entrena durante años junto con otros», dijo un experto operario norteamericano.
Un hombre, de 59 años, de Shimane, a cientos de kilómetros de Fukushima, se presentó voluntario. Se jubilará en septiembre. «Está cambiando la historia de la energía nuclear, justo cuando estoy a punto de retirarme», justificó.
¿Cuáles son las posibilidades de los Fukushima 50? Tras el accidente de Chernóbil, murieron decenas de los que retiraron escombros. Ahora los 50 se turnan continuamente en las zonas de mayor radiactividad a fin de disminuir la exposición.
Fuente: La Voz
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