Futuro de Al Qaeda

La muerte de Bin Laden supone un nuevo escenario cuyo futuro nos sugiere muchas preguntas, especialmente referentes al impacto que el hecho tendrá sobre Al Qaeda. Es importante que en la búsqueda de información nos centremos en voces autorizadas (lo que por supuesto no significa que debamos estar de acuerdo con ellas) y no dejarnos llevar por posisionesmaniqueas e interesadas. Seleccionamos y os dejamos aquí una entrevista realizada a un reconocido arabista: Jean-Pierre Filiu.

Sin duda el titular seleccionada en La Vanguardia no pudo ser más acertado: "Bin Laden murió dos veces: una en Abbottabad y otra con la primavera árabe".

Os dejamos ya el cuerpo de la entrevista:

El politólogo y arabista francés Jean-Pierre Filiu tiene la agenda apretada estos días. No sólo por ser uno de los mayores expertos en Al Qaeda, sinó porque la presentación de su nuevo libro, Las 9 vidas de Al Qaeda (publicado por Icaria en colaboración con el IEMed.), ha coincidido con una noticia bomba: el asesinato de su carismático y temido líder, Osama Bin Laden. Filiu considera que, sin su cabecilla, la décima vida de la red terrorista es el principio del fin, tanto por los problemas que conlleva la sucesión, como por el distanciamiento entre Al Qaeda y las preocupaciones de las masas árabes, inmersas en una primavera revolucionaria que poco o nada tienen que ver con la yihad mundial.

En su libro, usted afirma que “la fidelidad a Bin Laden y el compromiso con Al Qaeda son indisociables” y que, por tanto, la organización es vulnerable si desaparece su líder. ¿Hay una Al Qaeda después de Bin Laden?

No, la identificación con el fundador y líder es orgánica. No se puede entrar en Al Qaeda sin jurar lealtad absoluta a Bin Laden y confirmar esta lealtad. No había ningún mecanismo de sucesión. Eso quiere decir que si mañana el número dos, Al Zawahiri -de nacionalidad egipcia-, o el número tres, Abu Laith Al-Libi -de nacionalidad libia- quieren ocupar su sitio, necesitan un nuevo juramento de los partidarios para confirmar su lealtad y obediencia. Creo que habrá problemas serios de sucesión en la cúpula, sumados a la acentuación del proceso de pakistanización de Al Qaeda. Se trata de una organización debilitada que necesita recursos, apoyo dentro de Pakistán, y eso les obligará a identificarse con temas internos, por lo que la desconexión entre la realidad árabe y Al Qaeda será cada vez mayor.

¿Eso significa que Al Zawahiri tendrá dificultades para hacerse con el control?

Va a intentarlo porque es muy arrogante, muy ambicioso. Desprecia mucho a la gente que no le escucha. Pero su discurso carece de la seducción carismática que caracterizaba a Bin Laden. Zawahiri habla como el maestro de escuela de nuestras pesadillas; no genera afecto. Por otro lado, es más bien un revolucionario de camarilla. Empezó muy pronto, a los 15 años, pero le encarcelaron durante el asesinato de Sadat y traicionó a sus compañeros. Eso explica su radicalización; no se fía de si mismo, por lo tanto, no se fía de nadie. Es el más extremista de todos. El número tres es más activo. Estuvo en la cárcel estadounidense de Bagram, en Afganistán, y logró escapar, cosa que es como escapar de Fort Knox. Ha hecho muchas cosas bastante impresionantes y los militantes lo saben. Ambos van a tener problemas. Bin Laden había logrado construir la red alrededor de él. Esta lealtad absoluta borraba lo más áspero de las distinciones entre nacionalidades. Tras su muerte, un argelino no obedecerá a un egipcio jamás, ni tampoco un saudí a un yemení.

¿Podría darse llegarse al extremo de una guerra interna por el poder en Al Qaeda?

No lo creo, las tensiones en Al Qaeda no suelen acabar con la eliminación física, por lo menos en Pakistán. En Iraq es otra cosa: Zarqawi mató a mucha gente. En Al Qaeda, se elimina a la gente antes de entrar en la organización, por dudas sobre si son infiltrados o agentes dobles. Una guerra interna no me parece un escenario posible y no comportaría necesariamente la desaparición de la organización. Con una red objetivamente tan débil, es suficiente para su desaparición que las distintas facciones no se hablen y no cooperen.

¿El mundo es hoy un lugar más seguro sin Bin Laden?

Sí, hay un declive inexorable del terror del tipo de Al Qaeda, que fue el primer terror de la historia que se ejerció en ámbito planetario. Su capacidad de proyectar ese terror sobre nuestras sociedades se debilita muchísimo con la eliminación de Bin Laden.

¿Cuál es el futuro de la yihad mundial?

La yihad mundial vive una huida hacia adelante. Empezó hace tres años en Irak; después con la retirada del Yemen de la rama saudí y, finalmente, con el fracaso en el Magreb Islámico en el intento de exportar sus ideas al norte. Ya no hay visión estratégica. Hay oportunismo táctico. Ahora en Pakistán desaparece el líder y, mientras, en el mundo árabe, en lugar de generarse condiciones favorables, la revolución habla de conceptos como liberación, democracia, derechos humanos, que son letales para Al Qaeda. Pero su peor enemigo es el Islam político, los islamistas que abandonaron la vía de la yihad. No estamos en la fase final, pero podemos ver el principio del fin de la red terrorista.

Usted afirma que las revoluciones árabes supusieron la muerte política de Bin Laden.

Se puede decir que lo que ocurrió la noche del domingo al lunes en Abbottabad es la segunda muerte de Bin Laden. La primera muerte ha sido durante las revoluciones árabes, que antes de dejarle sin vida le dejaron sin voz. No pudo expresar ni un comentario sobre la caída de Ben Alí, ni de Mubarak, que fueron sus enemigos mortales, ni nada a propósito de la revolución de las masas, de las juventudes, del Islam... Porque todo lo que pretendía se revelaba falso, perverso, aislado. El único que sigue hablando de Bin Laden es Gadafi, por razones obvias, porque necesita justificar su permanencia en el poder por la amenaza yihadista. Ahora en Siria y en Yemen, se va a utilizar la misma estrategia.

¿Cree que la divulgación de las fotografías del cadáver habría afectado a la seguridad de los EE.UU.?

Tengo un respeto inmenso por Obama como presidente y como persona. Como presidente tiene una inteligencia extraordinaria. Ha tenido que superar una herencia pésima y lo ha hecho al menor precio. Es realmente un intelectual; eso quiere decir que se toma su tiempo antes de tomar decisiones. Me parece que esta decisión la ha tomado pensando como intelectual, pensando a largo plazo. A corto plazo existe la presión mediática, pero a largo plazo puede que mostrar las imágenes del cadáver hubiera hecho más daño que otra cosa. Para los yihadistas, Bin Laden ha muerto, no hay remedio, y están ya trabajando para seguir después de la muerte de su líder absoluto.

¿Hubiera sido posible juzgar a Bin Laden por sus crímenes en lugar de matarlo?

Hubiera sido mucho mejor, no hay dudas. Pero en EE.UU. existe un rechazo epidérmico por razones culturales. No es por casualidad que escogieran el nombre de Gerónimo para hablar de Bin Laden. Estamos en el Western, en el Dead or alive. No tiene nada que ver con la historia europea. También hay que valorar el miedo. Los neoyorquinos estaban convencidos de que, si había un juicio, eso podía significar nuevas amenazas directas contra la ciudad. Lo mejor hubiera sido un juicio, como los hubo en España o en Francia. Estos procesos son posibles en un Estado de Derecho como el nuestro, donde no existe la pena de muerte o la tortura. América necesita liberarse de Al Qaeda.

¿Cree que Pakistán no fue informado de la operación?

Vivo en el mundo real y estoy seguro de tres cosas. Primero, que hay un millón de militares en Pakistán. Segundo, que el servicio de inteligencia pakistaní, el ISI, es la principal potencia del país. Y tercero que la historia del ISI con Al Qaeda es muy larga. Por tanto, pienso que es imposible que esa operación se realizara sin un mínimo de cooperación entre EE.UU. y Pakistán. Ambos países están obligados a jugar ese papel de pareja trastornada, la relación pakistano-estadounidense es una de las peores del mundo, pero al mismo tiempo no pueden divorciarse. Pakistán necesita el apoyo de EE.UU. contra su única amenaza real, la India. EE.UU. necesita a su aliado pakistaní para poder llevar a cabo su guerra en Afganistán. Por un lado, todos los suministros llegan desde Pakistán. Y por otro, el final de la guerra pasa por un acuerdo pakistaní.

¿Podía Obama retirar sus tropas de Afganistán el próximo mes de julio con Bin Laden vivo?

Hubiera sido mucho más difícil. Pero con los ordenadores y con toda la información que se ha hallado en la casa de Abbottabad, EE.UU. va a eliminar a un montón de gente en las próximas semanas.





Fuente: La Vanguardia


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