"No lo entiendo. Es una decisión extraña. ¿Quién va a recibir el premio? Démosle el premio al mundo entero; a ver quién lo recoge". Así reaccionó la activista rusa Ludmila Alexéyeva cuando se enteró de que la Unión Europea -"que ni siquiera es una organización, sino una agrupación de países"- había sido galardonada con el Nobel de la Paz.
Pero Alexéyeva no fue la única crítica con la decisión del jurado noeruego. Las dudas asaltaron en las mentes de numerosos políticos e intelectuales que, como ella, no entendieron la decisión del comité. No es la primera vez que surge la polémica en torno al prestigioso galardón, pero, en esta ocasión, ni los propios dirigentes de la UE han decidido aún ni quién acudirá a Oslo el próximo 10 de diciembre para la gala, ni a qué van a destinar los 922.000 euros (8 millones de coronas suecas) del premio.
En principio, la institución se inclina por destinar dicha cuantía a fines humanitarios, aunque en el debate también suenan voces que abogan por salvar el agujero de las becas Erasmus, entre otras cuestiones. Por ejemplo, el presidente del grupo Socialistas y Demócratas en la Eurocámara, Hannes Swoboda, abogó por "poner en marcha medidas contra problemas como el desempleo juvenil". La portavoz de la Comisión Europea, Pia Ahrenkilde, opinó que el reto está ahora en "conseguir la mejor situación posible para los ciudadanos europeos [500 millones de personas] que lo están pasando tan mal con la crisis". No obstante, ninguno de ellos concretó demasiado sus propuestas y "aún no se ha tomado ninguna decisión al respecto".
Además, los críticos con la noticia cuestionan también el argumento del Comité Nobel de Noruega, que valoraron "el mayor éxito de la UE: haber logrado que la paz, la democracia y los derechos humanos hayan arraigado en Europa" y que "la guerra continental [en referencia al a II Guerra Mundial] haya derivado en una paz continental".
Decepcionados
"No entiendo que se dé un premio de la paz a la UE, cuyos países tomaron parte en la guerra de Irak, en la de Afganistán y en otros conflictos", insistió Alexéyeva, de 85 años. La veterana activista rusa, considerada la abuela del movimiento de derechos humanos en su país, era una de las candidatas al premio.
Pero Alexéyeva no fue la única crítica con la decisión del jurado noeruego. Las dudas asaltaron en las mentes de numerosos políticos e intelectuales que, como ella, no entendieron la decisión del comité. No es la primera vez que surge la polémica en torno al prestigioso galardón, pero, en esta ocasión, ni los propios dirigentes de la UE han decidido aún ni quién acudirá a Oslo el próximo 10 de diciembre para la gala, ni a qué van a destinar los 922.000 euros (8 millones de coronas suecas) del premio.
En principio, la institución se inclina por destinar dicha cuantía a fines humanitarios, aunque en el debate también suenan voces que abogan por salvar el agujero de las becas Erasmus, entre otras cuestiones. Por ejemplo, el presidente del grupo Socialistas y Demócratas en la Eurocámara, Hannes Swoboda, abogó por "poner en marcha medidas contra problemas como el desempleo juvenil". La portavoz de la Comisión Europea, Pia Ahrenkilde, opinó que el reto está ahora en "conseguir la mejor situación posible para los ciudadanos europeos [500 millones de personas] que lo están pasando tan mal con la crisis". No obstante, ninguno de ellos concretó demasiado sus propuestas y "aún no se ha tomado ninguna decisión al respecto".
Además, los críticos con la noticia cuestionan también el argumento del Comité Nobel de Noruega, que valoraron "el mayor éxito de la UE: haber logrado que la paz, la democracia y los derechos humanos hayan arraigado en Europa" y que "la guerra continental [en referencia al a II Guerra Mundial] haya derivado en una paz continental".
Decepcionados
"No entiendo que se dé un premio de la paz a la UE, cuyos países tomaron parte en la guerra de Irak, en la de Afganistán y en otros conflictos", insistió Alexéyeva, de 85 años. La veterana activista rusa, considerada la abuela del movimiento de derechos humanos en su país, era una de las candidatas al premio.
Quien sí consiguió el galardón en 1980, el argentino Adolfo Pérez Esquivel, también aludió a las intervenciones militares de la Unión en el extranjero. "El Premio debe ser un llamado de atención para que detengan sus injerencias militares en otros continentes", sentenció el presidente ejecutivo del Servicio Paz y Justicia Argentina. A día de hoy, la UE tiene desplegadas una docena de misiones civiles y militares alrededor del mundo para promover la estabilidad en regiones en conflicto o post-conflicto, desde Bosnia a Afganistán, pasando por la República Democrática del Congo o los territorios palestinos.
Por otro lado, los euroescépticos de Reino Unido o la República Checa, así como algunas voces de los países más desfavorecidos de la UE como Grecia o Italia, se tomaron con ironía la noticia.
El presidente checo, Vaclac Klaus, conocido antieuropeísta calificó la concesión del premio como "una broma pesada". Según detalló su portavoz presidencial, Radim Ochvat, Klaus soltó una "risa amarga" al enterarse, "síntoma de la decepción por la hipocresía". "Europa y su falsa conciencia permanece muda e inerte frente a todos los conflictos mundiales y ponde en peligro la paz", opinaron los checos.
Por otro lado, los euroescépticos de Reino Unido o la República Checa, así como algunas voces de los países más desfavorecidos de la UE como Grecia o Italia, se tomaron con ironía la noticia.
El presidente checo, Vaclac Klaus, conocido antieuropeísta calificó la concesión del premio como "una broma pesada". Según detalló su portavoz presidencial, Radim Ochvat, Klaus soltó una "risa amarga" al enterarse, "síntoma de la decepción por la hipocresía". "Europa y su falsa conciencia permanece muda e inerte frente a todos los conflictos mundiales y ponde en peligro la paz", opinaron los checos.
En Reino Unido, el líder del partido UK Independence Party (UKIP), Nigel Farage, señaló que "la concesión de este premio a la UE lo desprestigia". "Es una expresión de hipocresía sin límites", expresó también el senador italiano Sando Bondo, exministro de Cultura en la era Berlusconi.
"La UE lejos de traer paz y armonía a Europa, está propiciando violencia y división en naciones de la zona euro como Grecia y España", añadió Bondo. El finlandés y líder del ultranacionalista Finlandeses Verdaderos, Timo Soini, también ironizó a este respecto: "Afortunadamente no le han dado el Nobel de Economía", espetó.
La izquierda griega tampocó reaccionó con entusiasmo ante la concesión del Nobel a la UE. Syriza, la formación que lidera la oposición, comunicó que ese galardón "ofende a los pueblos europeos en un momento en el que son víctimas de una guerra no declarada a todos los derechos sociales". El Partido Comunista también lo tildó como "un premio a la eliminación de los derechos laborales". Mientras, en España, tanto el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, e incluso la familia real, se mostraron ayer encantados con la noticia.
No obstante, en un término medio entre los euroescépticos y las auto-alabanzas de la mayor parte de los altos cargos europeos (el presidente del Consejo Europeo, Van Rompuy; el presidente de la Comisón Europea, Durao Barroso; el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz; o la canciller alemana Angela Merkel), se expresó el director de la oficina europea de Amnistía Internacional, Nicolas Berger. "La UE ha conseguido grandes logros en cuanto a la promoción de derechos de los derechos humanos y la ayuda a los más necesitados, pese a que tiene puntos negros en su cuenta como el apoyo durante años a las dictaduras del norte de África derrocadas por la primavera árabe", reconoció Berger.
"La UE lejos de traer paz y armonía a Europa, está propiciando violencia y división en naciones de la zona euro como Grecia y España", añadió Bondo. El finlandés y líder del ultranacionalista Finlandeses Verdaderos, Timo Soini, también ironizó a este respecto: "Afortunadamente no le han dado el Nobel de Economía", espetó.
La izquierda griega tampocó reaccionó con entusiasmo ante la concesión del Nobel a la UE. Syriza, la formación que lidera la oposición, comunicó que ese galardón "ofende a los pueblos europeos en un momento en el que son víctimas de una guerra no declarada a todos los derechos sociales". El Partido Comunista también lo tildó como "un premio a la eliminación de los derechos laborales". Mientras, en España, tanto el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, e incluso la familia real, se mostraron ayer encantados con la noticia.
No obstante, en un término medio entre los euroescépticos y las auto-alabanzas de la mayor parte de los altos cargos europeos (el presidente del Consejo Europeo, Van Rompuy; el presidente de la Comisón Europea, Durao Barroso; el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz; o la canciller alemana Angela Merkel), se expresó el director de la oficina europea de Amnistía Internacional, Nicolas Berger. "La UE ha conseguido grandes logros en cuanto a la promoción de derechos de los derechos humanos y la ayuda a los más necesitados, pese a que tiene puntos negros en su cuenta como el apoyo durante años a las dictaduras del norte de África derrocadas por la primavera árabe", reconoció Berger.
Fuente: Público
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