Indonesia con 250 millones de habitantes es, tras China, India y EEUU, el cuarto país más poblado del mundo. Es enormemente rico en recursos naturales: el primer productor mundial de estaño, el 4ª de níquel, el 7ª de cobre, extrae oro y bauxita y el primer exportador de carbón. Está situado en un enclave estratégico en el sudeste asiático en la principal ruta del transporte internacional hacia China, Japón y Corea del Sur. La economía creció el 6,23% en 2012, solo menos que China y Filipinas, gracias al consumo interno y la inversión. Según el Gobierno lo hará 6,8% en 2013. La demanda interna representa el 60% del PIB, las exportaciones solo un 25%.
Indonesia es la 5ª economía asiática y la más potente entre los diez países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). El comercio exterior esta más orientado hacia Asia que hacia Occidente. Y los nexos económicos con China crecen desde que entró en vigor el 1 de enero de 2010, el Acuerdo de Libre Comercio ASEAN-China. Muchas empresas están en manos de la minoría china, bien conectada con Singapur y Hong-Kong y las influyentes diásporas de la región. Los chinos no están para la retórica. Cargados con una buena bolsa de divisas, utilizan cada vez más el yuan para hacer negocios por todo el sudeste asiático.
Pero Indonesia no quiere estar a merced de China. Tampoco de EEUU. Intenta un juego de equilibrios entre Pekín y Washington. Teme ver su mercado invadido por los productos chinos. Y recela ante el rearme militar y las apetencias territoriales de Pekín en el mar de la China meridional. Son factores que impulsan las relaciones económicas con otros países asiáticos como Japón, Corea del Sur e India. Necesita de las inversiones extranjeras para diversificar la economía, exportar más y modernizar un país con un 70% de la población en el sector informal. Con mejores infraestructuras podría crecer un 8% anual. Para lograrlo, el Gobierno aprobó en 2012 un ambiciosos Plan de inversiones en carreteras, puertos y aeropuertos para atraer a los inversores extranjeros.
En 2012, las inversiones extranjeras superaron los 20.000 millones $, un 37% más que 2011. Proceden de Japón, Corea del sur, Singapur, los países del Golfo, etc. También EEUU y la UE apuestan fuerte. Son atraídas por una economía en expansión donde emerge una clase media emprendedora y ansiosa de consumir, que según un reciente estudio de Boston Consultin Group pasará de 74 a 141 millones en 2020. En 2012, los indonesios compraron un millón de coches y más de 8 millones de motocicletas que colapsan unas infraestructuras escasas y deterioradas. Es el primer mercado automovilístico del sudeste asiático, tras superar a Tailandia en 2011. Lo dominan las marcas japonesas como Toyota, Suzuki Nissan, Honda y Yamaha que fabrican en el país. Pero las surcoreanas van ganando cuota de mercado. Además del gran potencial del mercado interior, el coste de mano de obra es inferior al de China, Tailandia y otros países de ASEAN. El país ofrece muchas oportunidades de negocios, también a las empresas españolas sobre todo en el sector servicios (telecomunicaciones, energías renovables, turismo, etc.). Debemos invertir y comerciar más. En 2012, nuestra tasa de cobertura de la balanza comercial alcanzó solo el 20,18%.
Los inversores apuestan por Indonesia a pesar de algunas incertidumbres. La menor demanda occidental también afecta a su balanza comercial que en 2012 sufrió su primer déficit desde los años sesenta y presiona el valor de la rupia. Bajaron las exportaciones mientras crecen las importaciones, principalmente de gasolina cuyo precio de venta al consumidor es subvencionado por el Gobierno. Le cuesta al erario el 11% del presupuesto estatal, más de lo que se gasta en educación y salud. Pero el Gobierno teme cortar las subvenciones cuando se acercan las elecciones legislativas previstas para 2014.
Indonesia, con 180 millones de creyentes, es el mayor país musulmán del mundo pero no es un estado islámico. Se reconoce oficialmente la práctica de otras religiones. Es un ejemplo de un Islam democrático y moderno. La religión pertenece al ámbito privado del ciudadano pero influye intensamente la vida política y social del país. Pero los radicales islámicos exigen al Gobierno una mayor presencia pública del Islam con actitudes y acciones intolerantes que afectan a los cristianos e hinduistas. Los moderados van cediendo espacio a los radicales que usan Internet para influir entre los jóvenes. La gran mayoría de indonesios no quieren un régimen islámico radical si bien simpatizan con sus actividades sociales. El Ejército ha vivido un cambio generacional y se mantiene por ahora fuera de la política. Sigue siendo una institución clave y vigilante.
Existe pluralismo político. Se vota libre y democráticamente en unos procesos electorales que permiten la alternancia en el poder. Pero la corrupción, el clientelismo y una compleja y lenta burocracia son males endémicos del país. Según Transparency Internacional 2012, Indonesia ocupa un rezagado 118º lugar entre 182 estados. Según el Doing Business 2013 del BM ocupa el 128º lugar entre 183 Estados. La economía crece pero también las desigualdades territoriales y sociales. El FMI recomienda invertir más en infraestructuras sociales y educación para corregir los altos niveles de pobreza y la precariedad sanitaria existentes en las zonas rurales y en las conurbaciones de las grandes ciudades como Yakarta. El país ocupa el 121º lugar entre 186 Estados en el Índice de Desarrollo Humano 2012 del PNUD.
Indonesia, al igual que India, es un enorme mosaico de islas, pueblos, culturas y lenguas. Una identidad nacional común nació y se reforzó a partir de la independencia en 1946. Pero las tensiones son múltiples: entre la tradición y la modernidad, entre las diversas identidades nacionales y culturales arraigadas a lo largo de un archipiélago de más de 17.000 islas; entre el Islam moderado y el radical; entre los musulmanes (88%) y las confesiones minoritarias; entre el centralismo de la isla de Java (135 millones) y la presión descentralizadora del resto del país; entre el mundo urbano y el rural; entre las clases privilegiadas y las desfavorecidas, etc.
Indonesia, es la 15ª economía mundial y se sienta en el G20. Se convertirá en unas décadas en el tercer gigante económico asiático, tras China e India. En 2030 será la sexta economía mundial. Un país dinámico que debemos conocer mejor y reconocer como una futura potencia económica de Asia-Pacífico.
Indonesia es la 5ª economía asiática y la más potente entre los diez países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). El comercio exterior esta más orientado hacia Asia que hacia Occidente. Y los nexos económicos con China crecen desde que entró en vigor el 1 de enero de 2010, el Acuerdo de Libre Comercio ASEAN-China. Muchas empresas están en manos de la minoría china, bien conectada con Singapur y Hong-Kong y las influyentes diásporas de la región. Los chinos no están para la retórica. Cargados con una buena bolsa de divisas, utilizan cada vez más el yuan para hacer negocios por todo el sudeste asiático.
Pero Indonesia no quiere estar a merced de China. Tampoco de EEUU. Intenta un juego de equilibrios entre Pekín y Washington. Teme ver su mercado invadido por los productos chinos. Y recela ante el rearme militar y las apetencias territoriales de Pekín en el mar de la China meridional. Son factores que impulsan las relaciones económicas con otros países asiáticos como Japón, Corea del Sur e India. Necesita de las inversiones extranjeras para diversificar la economía, exportar más y modernizar un país con un 70% de la población en el sector informal. Con mejores infraestructuras podría crecer un 8% anual. Para lograrlo, el Gobierno aprobó en 2012 un ambiciosos Plan de inversiones en carreteras, puertos y aeropuertos para atraer a los inversores extranjeros.
En 2012, las inversiones extranjeras superaron los 20.000 millones $, un 37% más que 2011. Proceden de Japón, Corea del sur, Singapur, los países del Golfo, etc. También EEUU y la UE apuestan fuerte. Son atraídas por una economía en expansión donde emerge una clase media emprendedora y ansiosa de consumir, que según un reciente estudio de Boston Consultin Group pasará de 74 a 141 millones en 2020. En 2012, los indonesios compraron un millón de coches y más de 8 millones de motocicletas que colapsan unas infraestructuras escasas y deterioradas. Es el primer mercado automovilístico del sudeste asiático, tras superar a Tailandia en 2011. Lo dominan las marcas japonesas como Toyota, Suzuki Nissan, Honda y Yamaha que fabrican en el país. Pero las surcoreanas van ganando cuota de mercado. Además del gran potencial del mercado interior, el coste de mano de obra es inferior al de China, Tailandia y otros países de ASEAN. El país ofrece muchas oportunidades de negocios, también a las empresas españolas sobre todo en el sector servicios (telecomunicaciones, energías renovables, turismo, etc.). Debemos invertir y comerciar más. En 2012, nuestra tasa de cobertura de la balanza comercial alcanzó solo el 20,18%.
Los inversores apuestan por Indonesia a pesar de algunas incertidumbres. La menor demanda occidental también afecta a su balanza comercial que en 2012 sufrió su primer déficit desde los años sesenta y presiona el valor de la rupia. Bajaron las exportaciones mientras crecen las importaciones, principalmente de gasolina cuyo precio de venta al consumidor es subvencionado por el Gobierno. Le cuesta al erario el 11% del presupuesto estatal, más de lo que se gasta en educación y salud. Pero el Gobierno teme cortar las subvenciones cuando se acercan las elecciones legislativas previstas para 2014.
Indonesia, con 180 millones de creyentes, es el mayor país musulmán del mundo pero no es un estado islámico. Se reconoce oficialmente la práctica de otras religiones. Es un ejemplo de un Islam democrático y moderno. La religión pertenece al ámbito privado del ciudadano pero influye intensamente la vida política y social del país. Pero los radicales islámicos exigen al Gobierno una mayor presencia pública del Islam con actitudes y acciones intolerantes que afectan a los cristianos e hinduistas. Los moderados van cediendo espacio a los radicales que usan Internet para influir entre los jóvenes. La gran mayoría de indonesios no quieren un régimen islámico radical si bien simpatizan con sus actividades sociales. El Ejército ha vivido un cambio generacional y se mantiene por ahora fuera de la política. Sigue siendo una institución clave y vigilante.
Existe pluralismo político. Se vota libre y democráticamente en unos procesos electorales que permiten la alternancia en el poder. Pero la corrupción, el clientelismo y una compleja y lenta burocracia son males endémicos del país. Según Transparency Internacional 2012, Indonesia ocupa un rezagado 118º lugar entre 182 estados. Según el Doing Business 2013 del BM ocupa el 128º lugar entre 183 Estados. La economía crece pero también las desigualdades territoriales y sociales. El FMI recomienda invertir más en infraestructuras sociales y educación para corregir los altos niveles de pobreza y la precariedad sanitaria existentes en las zonas rurales y en las conurbaciones de las grandes ciudades como Yakarta. El país ocupa el 121º lugar entre 186 Estados en el Índice de Desarrollo Humano 2012 del PNUD.
Indonesia, al igual que India, es un enorme mosaico de islas, pueblos, culturas y lenguas. Una identidad nacional común nació y se reforzó a partir de la independencia en 1946. Pero las tensiones son múltiples: entre la tradición y la modernidad, entre las diversas identidades nacionales y culturales arraigadas a lo largo de un archipiélago de más de 17.000 islas; entre el Islam moderado y el radical; entre los musulmanes (88%) y las confesiones minoritarias; entre el centralismo de la isla de Java (135 millones) y la presión descentralizadora del resto del país; entre el mundo urbano y el rural; entre las clases privilegiadas y las desfavorecidas, etc.
Indonesia, es la 15ª economía mundial y se sienta en el G20. Se convertirá en unas décadas en el tercer gigante económico asiático, tras China e India. En 2030 será la sexta economía mundial. Un país dinámico que debemos conocer mejor y reconocer como una futura potencia económica de Asia-Pacífico.
Fuente: Casa Asia
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