Kosovo, y en concreto el caso de su futura independencia constituyen un caso “sui generis”. Como nos recuerda Luis Suanzo, “la entidad kosovar no tenía en aquel Estado el estatus de República que, en aplicación del principio de ‘uti possidetis’, garantizó el acceso a la independencia de las entidades federadas. A diferencia de Serbia y Montenegro, tampoco era parte constituyente del Estado cuya creación culmina el proceso de disolución, la República Federal de Yugoslavia (RFY). Kosovo no plantea por tanto paralelismo alguno ni con la separación de Montenegro, basada en las normas constitucionales de la Unión de Serbia y Montenegro, ni con la previa independencia de los Estados de Eslovenia, Croacia, Bosnia o Macedonia. El rasgo sui géneris de Kosovo es que, por primera vez, se plantea la imposición de la secesión a uno de los Estados herederos de la antigua Yugoslavia.”
Así las cosas, debemos tener siempre en mente que Kosovo no ha sido nunca una entidad federada dentro de la antigua Yugoslavia, ni ha conocido ningún periodo de independencia.
El plan Ahtisaari, con oposición de Rusia, último apoyo serbio, también ha despertado reticencias en otros países, como España, Chipre, Grecia o Eslovaquia, y es que cabe preguntarse qué tipo de precedente va a sentar la independencia de Kosovo, y no vale repetir que es un caso especial y único, ya que no por ello van a dejar de establecerse paralelismos. Como recuerda Carlos Taibo, el problema ahora surge de la pregunta de por qué a unos sí, y a otros no. Y eso se preguntan por lo menos los serbios en Bosnia. En definitiva, si se consuma, además de lo jurídico, reavivará asimismo los problemas en la región....y más allá, pensemos en Abjasia, Osetia del Sur, Transdniester, Ngorno-Karabaj, Presevo, Vojvodina, Tetovo... que poco tienen que ver en sus peculiaridades con Kosovo, pero las argumentaciones que se van a oír siempre tenderán a utilizarlo como referente.
No seré yo quien sacralice la figura estatal, pero todos sabes que esa integridad está protegida por el derecho internacional, y es más, en el caso de Serbia incluso por la Resolución 1244 de la ONU (que sólo leída a trozos permitiría sacar como conclusión el permiso implícito para romper el Estado serbio).
En definitiva, lo que se puede valorar es la independencia de Kosovo como un caso extremo de pragmatismo, o una huida hacia adelante, o incluso la menos mala de las soluciones,... pero será difícil ocultar el fracaso de una inexistente política de reconciliación, el fracaso de la comunidad internacional (siempre un eufemismo). Ha llegado el momento de las argumentaciones, de ver cómo se construye la argumentación sin que sirva de escudo para reavivar nacionalismos étnicos, sin que se vea el recurso a la violencia como recurso para crear nuevos Estados. No valen las excepciones en derecho, y no porque se repita va a ser más cierto en una especie de suerte tautológica.
Os dejo unos enlaces sobre el tema que espero os resulten tan interesantes como a mí.
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