La tensión entre los gobiernos árabes e Israel obliga a posponer la reunión de Barcelona hasta otoño
La cumbre de la Unión por el Mediterráneo (UPM) , prevista para el próximo 7 de junio en Barcelona, a la que estaban invitados 43 jefes de Estado y Gobierno de la UE, países árabes e Israel, ha quedado suspendida hasta otoño, según confirmó el jueves el Ministerio español de Asuntos Exteriores. Francia y Egipto, copresidentes de la UPM, junto con España, anfitriona de la cumbre, decidieron posponerla, ante la imposibilidad de garantizar su éxito ahora.
La cita de Barcelona era el último gran evento del semestre de la presidencia española de la Unión Europea, tras la cumbre UE-América Latina y Caribe , celebrada esta semana en Madrid, y la bilateral entre la UE y Estados Unidos, que también fue cancelada por decisión del presidente Barack Obama.
El motivo oficial de la suspensión es dar tiempo a las conversaciones indirectas de paz entre israelíes y palestinos, las denominadas negociaciones de proximidad, que se reanudaron a principios de mayo por la presión del enviado especial de EE UU, George Mitchell. "Confiamos en que tras el verano el proceso de paz haya avanzado y la cumbre de la UMP sirva para que la comunidad internacional le dé un espaldarazo", indicaron las fuentes consultadas.
Suleimán Awad, portavoz del presidente egipcio, Hosni Mubarak, anunció que la cumbre había quedado pospuesta hasta noviembre para garantizar "la mayor participación posible".
También podría suceder, sin embargo, que la situación se haya deteriorado para entonces en Oriente Próximo, ya que la parte palestina ha dado un plazo máximo de cuatro meses a las conversaciones indirectas para obtener resultados tangibles. Fuentes diplomáticas no pudieron garantizar que Barcelona sea la sede de la cumbre si se celebra en noviembre, pues para entonces ya habrá concluido la presidencia española de la UE.
La suspensión se decidió, según el portavoz egipcio, después de que Mubarak consultara telefónicamente con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y con el jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, viajará este fin de semana a Estambul (Turquía), Ammán (Jordania) y El Cairo (Egipto) para abordar la situación que se abre tras esta decisión. La semana pasada Moratinos declaró -al término de una gira por Israel, los territorios palestinos, Siria y Líbano- que había "un 90% de posibilidades" de que la cumbre se celebrase, aunque añadió que sería "complicada y difícil".
Los países árabes, encabezados por Siria y Egipto, habían amenazado con un plantón si acudía a Barcelona el jefe de la diplomacia israelí, Avigdor Lieberman, líder de la ultraderecha conocido por su xenofobia. Para sortear este obstáculo, el Gobierno español propuso suprimir la reunión de ministros de Exteriores, previa a la cumbre, de forma que sus preparativos quedaran en manos de altos funcionarios. Esta opción tropezaba con la negativa de Lieberman a apartarse de la delegación oficial israelí. Para ablandarlo, el propio Zapatero le recibió en La Moncloa en abril, pero no fue suficiente.
La presencia de Lieberman no era, sin embargo, el único obstáculo. Francia y Egipto subrayaron que no tenía sentido celebrar una cumbre vacía de contenido, ya que ello podría hacer descarrilar todo el proceso de la UPM, lanzado en París en julio del año pasado.
La esperanza de la diplomacia española era que Barcelona pudiera servir de escenario para un encuentro cara a cara entre el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, acompañados por los presidentes de Egipto, Francia y España, Mubarak, Sarkozy y Zapatero, respectivamente.
Finalmente, se ha considerado, sin embargo, que este encuentro resultaba prematuro, ya que Abbas se niega a sentarse cara a cara con Netanyahu mientras este no paralice la construcción de asentamientos para colonos en Jerusalén Este.
El conflicto de Oriente Próximo ha envenenado los preparativos de la cumbre de la UPM, como antes lo hizo con el Proceso de Barcelona, que fue su antecesor. Hasta hace pocas semanas no se pudo poner en marcha su Secretaría General, dirigida por el jordano, Ahmad Masadeh, y con sede en el palacio de Pedralbes, en la capital catalana.
Fuente: El País
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