Teresa Mattei, símbolo de la resistencia al fascismo


Partisana en la resistencia contra el fascismo entre 1943 y 1945, miembro, con solo 25 años, de la Asamblea que preparó la Constitución, fundadora de la Unión de Mujeres, inventora del símbolo en Italia de la fiesta del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer: todo esto llenó los 92 años de vida de Teresa Mattei (Génova, 1921), fallecida el 12 de marzo tras una existencia dedicada a la defensa de la democracia, de la libertad y de los derechos de mujeres y niños. El jefe del Estado, Giorgio Napolitano, afirmó que le “dolía en el alma la muerte de esta partisana que luchó para la liberación de nuestro país de la barbarie nazi y fascista”.

De familia antifascista, nació un año antes de la marcha sobre Roma de las camisas negras de Mussolini, uno de los principales hitos de la instauración del régimen totalitario. En 1938, el dictador dictó unas leyes que —entre otras cosas— cerraban a los judíos el acceso a las escuelas públicas: Teresa se negó a ir a clase y fue expulsada de la escuela. En 1942 se inscribió en el Partido Comunista y dos años más tarde se licenció en Filosofía en la Universidad de Florencia. En ese mismo año su hermano Gianfranco, profesor y miembro de la resistencia, se quitó la vida en la cárcel para no revelar bajo la tortura los nombres de sus compañeros de brigada. También Teresa militó en un grupo de la ciudad toscana, transportando mensajes para coordinar las acciones de los partisanos y participando activamente en algunas de ellas: “La única vez que utilicé un pintalabios fue para poner una bomba", ironizaba. Fue informante del comando que, en 1944, acabó en Florencia con la vida de Giovanni Gentile, filósofo oficial del fascismo, atentado que ha enfrentado desde entonces a la izquierda italiana.

Tras la liberación, los italianos —y por primera vez, las italianas— eligieron el 2 junio de 1946 una asamblea constituyente cuyo miembro más joven fue Mattei, con 25 años, en las listas del Partido Comunista. A partir de entonces, Mattei fue un auténtico símbolo en la lucha por los derechos de las mujeres y los niños.

Cuando falleció acababa de celebrar su último 8 de marzo. En Italia, eso significa un desfile de mujeres y chicas con un ramo de flores de mimosa en las manos o prendidas en la solapa. Fue ella quien dio vida a esta tradición. Cuando en 1946, por primera vez tras la guerra, Italia se preparaba para celebrar ese día, Mattei, junto con otras dos diputadas, sugirió como símbolo aquella humilde flor amarilla que crece en abundancia en el campo a principios de marzo. Desde entonces, cada año, en cada rincón del país se honra la tradición: “Cuando veo a las chicas con un ramito amarillo, pienso que no todo nuestro esfuerzo fue vano”, confiaba hace unos años.

Aunque protagonista destacada del momento en el que se asentaron los valores que fundan el país, Mattei nunca olvidó lo mucho que faltaba por hacer. Otro 8 de marzo, el de 2010, dirigió estas palabras a los jóvenes: “No intentéis pareceros a nosotros; intentad ser mejores. Intentad hacer vosotros lo que nosotros no logramos: una Italia fundada en la justicia y en la libertad. Todos somos ciudadanos. Pero tenemos que merecerlo”.

Fuente: El País



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