Confirmada la condena de 50 años contra el expresidente liberiano por su participación en los crímenes en Sierra Leone.
La sala de apelaciones del Tribunal Especial para Sierra Leona ha confirmado este jueves la condena de 50 años de cárcel dictada en mayo de 2012 contra el expresidente liberiano Charles Taylor por crímenes de guerra y contra la Humanidad cometidos durante al conflicto interno de Sierra Leona, según ha anunciado la sala de prensa del tribunal.
"La sala de apelaciones confirma la sentencia de 50 años de prisión y ordena que la sentencia sea impuesta de inmediato", ha declarado este jueves el juez George King, citado por la BBC. A juicio del tribunal, ha quedado demostrado, más allá de toda duda, que la actuación personal de Taylor tuvo "un efecto significativo en la comisión de crímenes en Sierra Leona".
Charles Taylor ha sido juzgado en la sede del Tribunal Penal Internacional (TPI) de La Haya, en lugar de en Freetown, sede central del Tribunal de Sierra Leona, para evitar conflictos. El Gobierno holandés aceptó el procesamiento a cambio de que la sentencia se ejecutara en otro país.
Finalmente, y en virtud de un acuerdo especial con el Tribunal, la pena de cárcel se podría cumplir en territorio de Reino Unido, aunque también se barajan otros destinos, como Suecia o Ruanda. Fuentes del tribunal han indicado a la BBC que el traslado desde La Haya se efectuará en el plazo de una semana. Los abogados del expresidente --quien ha asistido impávido este jueves a la lectura de la sentencia-- habían rechazado la condena en primera instancia por supuestos errores procesales.
Taylor ha negado en todo momento los cargos y su responsabilidad en los hechos juzgados e incluso ha llegado a denunciar que los testigos de cargo habían sido "pagados y amenazados" por los fiscales del caso para que declarasen contra él. Se trata del primer jefe de Estado convicto y condenado por crímenes de guerra por un tribunal internacional desde la celebración de los juicios de Nuremberg contra los dirigentes de la Alemania nazi al término de la Segunda Guerra Mundial.
Los cargos
Taylor, de 65 años, ha sido declarado culpable de complicidad en crímenes de guerra y contra la Humanidad --que incluyen homicidios, mutilaciones y violaciones-- por haber ayudado militar y financieramente a los rebeldes del Frente Revolucionario Unido (RUF) para garantizarse la comercialización de los "diamantes de sangre" extraídos en las zonas controladas este grupo armado sierraleonés.
Los rebeldes del RUF, liderados por Foday Sankoh, asesinaron a miles de mujeres y hombres, violaron y secuestraron a miles de mujeres y mutilaron a golpe de machete a numerosas personas a lo largo de los once años (1991-2002) que duró la guerra civil de Sierra Leona.
Concretamente, Taylor ha sido declarado culpable de once cargos: terrorismo (crimen de guerra), homicidios (dos cargos constitutivos de crímenes de guerra y contra la Humanidad), violaciones (crimen contra la Humanidad), esclavitud sexual (crimen contra la Humanidad), ultrajes a la dignidad humana (crimen de guerra), tratos crueles (crimen de guerra), actos inhumanos, mutilaciones y amputaciones (crímenes contra la Humanidad), reclutamiento y uso de niños soldado, esclavitud (crimen contra la Humanidad) y saqueo (crimen de guerra).
Según el tribunal, los fiscales no han podido demostrar que Taylor fuera uno de los líderes del RUF y tuviera, por tanto, poder de decisión sobre las acciones armadas de sus miembros. No obstante, sí se ha demostrado su complicidad con los rebeldes mediante el suministro de armas, municiones, personal militar, apoyo operativo y apoyo moral, lo que convierte al expresidente en "responsable individual de sus crímenes", según indicó el tribunal en un comunicado.
La guerra civil de Liberia
Taylor se alzó en armas en 1989 al frente del Frente Patriótico Nacional para la Liberación de Liberia (NPFL), en el que compartía liderazgo con Prince Johnson, para combatir al presidente Samuel D.Koe, que había alcanzado el poder en 1980 tras un golpe de Estado. Fue el inicio de una guerra civil que causó 200.000 muertos y que forzó al desplazamiento a la mitad de la población, y durante la cual Taylor contó con el apoyo de la actual presidenta, Ellen Johnson-Sirleaf.
Taylor obtuvo el poder en 1997, tras vencer en unas elecciones presidenciales marcadas por el miedo y en las que Ellen Johnson-Sirleaf, que ya había roto con él, quedó en segunda posición. Fue apartado de la Presidencia en 2003 en virtud del acuerdo de paz que puso fin al conflicto de Liberia (que duró 14 años, entre 1989 y 2003), tras lo cual huyó a Nigeria. Después de tres años de exilio dorado en la localidad costera de Calabar, en el sur de Nigeria, fue detenido en marzo de 2006 por la Policía nigeriana tras un rocambolesco intento de fuga.
Ellen Johnson-Sirleaf había solicitado poco antes oficialmente la extradición de Taylor. La detención fue posible gracias al entonces presidente de Nigeria, Olusegun Obasanjo, el mismo que había contribuido --con el apoyo de Estados Unidos, la Unión Africana y otras instancias internacionales-- a facilitar su exilio en Nigeria como medida cautelar de apoyo al proceso de paz en Liberia. Una vez detenido y trasladado a Freetown, Taylor fue finalmente trasladado a La Haya para ser juzgado en las instalaciones del TPI, por temor a que la celebración del juicio en Sierra Leona --tal como estaba inicialmente previsto-- desencadenara la violencia en la región.
Fuente: La Vanguardia
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