1) La pobreza de los niños en España no solo es más abundante que la de otros grupos sociales, sino que se ha hecho mucho más intensa.
La "brecha de la pobreza" ('at-risk-of-poverty gap, en el gráfico) mide la diferencia de la renta de los niños con respecto al nivel de ingreso por debajo del cual la UE considera a un ciudadano "pobre". Es decir, gradúa la profundidad de la pobreza. Pues bien, sabíamos que existe una diferencia notable entre los hogares con niños y sin ellos, pero un reciente informe de la Comisión Europea muestra con el gráfico adjunto el efecto devastador de los últimos años: España (ES) es el tercer país de la UE en la que esta brecha creció más entre 2008 y 2012. Los niños que son pobres hoy en nuestro país lo son un 35% más que el pobre medio, lo cual tiene implicaciones serias para cualquier estrategia de recuperación que se ponga en marcha.
2) Nuestro sistema es altamente incompetente cuando se trata de reducir la pobreza infantil:
El segundo dato procede de un informe publicado por el Comité Español de UNICEF el pasado mes de abril. En él se muestra la eficacia de las prestaciones sociales a la hora de reducir la pobreza, comparando los hogares con hijos y sin ellos. Lo que muestra el gráfico adjunto es, básicamente, la incompetencia del sistema en el caso español, solo equiparable a la italiana: si las transferencias sociales consiguen reducir la pobreza de los hogares españoles sin hijos en casi dos tercios, cuando se trata de los niños este impacto se reduce a menos de la mitad.
3) Con amigos como estos...:
El informe de la CE hunde un poco más el puñal en esta misma herida, analizando cuál es el efecto de las ayudas a familias y niños en la reducción del riesgo de exclusión. Si la media de la UE ronda el 30% (con países como el Reino Unido o Hungría por encima del 40%), en España el impacto es... negativo. Han leído bien: una vez transferidas las ayudas, el riesgo de exclusión de los niños aumenta, no disminuye. Este efecto -que en francés se denomina 'hacer un pan como unas hostias'- se debe en buena medida a la preocupante inequidad de las transferencias: los niños más pobres reciben una parte desproporcionadamente baja del conjunto de las ayudas a las familias.
4) Si el sistema de protección funciona, la sociedad puede hacer frente a la crisis:
Les dejo con una buena noticia que les alegre el fin de semana, aunque no se refiere a los niños sino a sus abuelos. Desde que la crisis comenzó en 2008, la pobreza de los mayores solo ha crecido en dos países europeos, Bélgica y Hungría. En España, de hecho, se había reducido un 11% hasta 2012, de acuerdo al informe de la CE. El contraste con el grupo de los niños es obsceno, pero la conclusión que podemos sacar de él no lo es: el sistema universal y protector de pensiones ha actuado como un colchón eficaz de los efectos de la recesión. Si en vez de debilitar lo que ha funcionado (como inevitablemente ocurrirá con la reforma de las pensiones) nos ocupamos de corregir lo que ha ido mal, la próxima crisis nos pillará mucho mejor preparados.
Fuente: 3500 millones
http://blogs.elpais.com/3500-millones/2014/05/cuatro-datos-sobre-la-pobreza-infantil-para-la-campana-electoral.html
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