Los militares atraviesan con blindados la principal barricada del campamento de los manifestantes.- Cuatro personas mueren en enfrentamientos armados y 50 resultan heridas
Soldados del Ejército toman posiciones para iniciar el ataque contra los 'camisas rojas
Los camisas rojas han anunciado su rendición, después del asalto del Ejército tailandés a la fortaleza de los manifestantes antigubernamentales en Bangkok. Al menos cuatro personas murieron en los cruces de disparos, entre ellos un fotoperiodista italiano, y 50 resultaron heridas. "Os pido perdón a todos, pero no quiero más perdidas. Estoy desolado también. Nos rendiremos", dijo Jatuporn Prompan, uno de los dirigentes de la protesta, desde el estrado situado en el centro del campamento.
Sin embargo, aún no está claro el desenlace de la crisis política que dura ya más de dos meses y que ha causado decenas de muertos. Pese al llamamiento de los líderes de la protesta para que los manifestantes salgan corriendo del campamento, algunos se niegan a abandonar, y aseguran que preferían morir. Las escenas de caos, vandalismo y pánico se suceden, entre la humareda negra causada por los artefactos incendiarios arrojados por los desesperados, que también han prendido fuego a edificios y a las tiendas donde han estado acampados hasta esta madrugada. Mientras, varios opositores han ocupado un ayuntamiento en Udon Thani, al noreste del país, y han prendido fuego al edificio, según la policía.
Numerosas tropas y vehículos blindados se concentraron al amanecer junto al campamento de los opositores en el centro de Bangkok, en el inicio de un asalto armado al bastión que miles de personas han instalado desde hace semanas en el centro de la capital para pedir la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones. Los militares han logrado atravesar la principal barricada alzada por los manifestantes y han penetrado en el área.
Las tropas, que tras derribar las barricadas avanzaron por el interior del campamento, han detenido la operación para facilitar la salida de los manifestantes que quisieran abandonar la zona. El portavoz en funciones del Gobierno, Panitan Wattanayagorn, ha declarado en una intervención televisada que la operación militar continuará a lo largo del día y que el objetivo por ahora es "asegurar el perímetro" del área tomada por los camisas rojas.
Cinco helicópteros sobrevolaban la zona a las 6.45 de la mañana (cinco horas menos en la España peninsular), mientras el humo de los neumáticos ardiendo comenzó a elevarse entre los rascacielos del distrito comercial y de negocios con las primeras luces del día. El Ejército bloqueó las pocas calles que aún quedaban abiertas en los alrededores de la zona y se desplegó al sur de la principal barricada. Enseguida empezaron a oírse explosiones y disparos. Los camisas rojas han utilizado constantemente durante los últimos días fuegos artificiales y cohetes caseros, pero también granadas y armas de fuego, según el Gobierno.
Nattawut Saikua, uno de los líderes del freonte antigubernamental, pidió a los manifestantes que mantuvieran posiciones. "Pedimos a todo el mundo que esté preparado para un ataque porque los blindados han comenzado a movilizarse", dijo Nattawut. Entre 3.000 y 5.000 camisas rojas se encuentran en el campamento, pero también hay cientos fuera de él, que montaron barricadas de neumáticos rociadas con combustible, que comenzaron a arder.
Los militares, por su parte, lanzaron varios disparos al aire para instar a los manifestantes y civiles a abandonar el campamento. "Por favor, abandonen inmediatamente el lugar. Los oficiales van a llevar a cabo una operación", gritó uno de los militares a través de un altavoz, según ha informado la televisión tailandesa Channel 9. Además, el Ejército lanzó agua a presión contra las trincheras para evitar que los 'camisas rojas' les prendieran fuego.
El Ejército ha usado también gases lacrimógenos en las inmediaciones de la estatua del monarca tailandés Rama VI, enfrente del parque Lumpini, un área donde se cree que hay camisas rojas armados entre la multitud de opositores, informó un testigo citado por la agencia Reuters.
Bangkok, paralizado
Los manifestantes, en su mayoría procedentes de las zonas rurales del país o pertenecientes a las clases urbanas de menores recursos, y seguidores del depuesto primer ministro, Thaksin Shinawatra, permanecen acampados desde hace más de seis semanas en el corazón del principal distrito comercial de Bangkok, Silom Road, y se niegan a abandonar la zona, en la que hay varios hoteles y sedes diplomáticas.
Los camisas rojas acusan al primer ministro del país, Abhisit Vejjajiva, de carecer del apoyo del pueblo, ya que obtuvo el poder tras unas controvetidas elecciones celebradas en 2008, dos años después del golpe militar que provocó el derrocamiento de Thaksin Sinawatra. Por ello, comenzaron sus protestas el pasado 12 de marzo para solicitar la convocatoria inmediata de elecciones.
Las tropas del Ejército tienen acordonado el centro de las protestas, situado en la intersección de Rachaprasong, lo que ha causado la paralización del centro de la capital tailandesa. Cientos de mujeres y niños que permanecían en el campamento de los camisas rojas se han refugiado en un templo situado en su interior.
Los manifestantes han recopilado grandes cantidades de alimentos, agua y otros suministros para contrarrestar el aislamientos al que están sometidos por parte del Ejército desde el pasado jueves. El estallido de la violencia desatado aquel día ha causado la muerte de 39 personas y ha dejado a otras 300 heridas, en lo que suponen los enfrentamientos políticos más sangrientos de los últimos 18 años en Tailandia.
Fuente: El País
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