¿Qué es una economía de plantación?

La economía de plantación (se le suele añadir especulativa por su carácter) es un sistema de producción agrícola basada en el monocultivo, en la especialización productiva masiva orientada a la exportación, sin atender a los criterios de los mercados internos. Tuvo su origen en el siglo XVI de la mano de los colonizadores españoles y portugueses, especialmente caña y algodón para cuyo cultivo se usaba mano de obra esclava. Alguno de los productos típicos de este tipo de agricultura son el café, cacao, cocotero, algodón, plátanos, caña de azúcar, etc... Los países productores se especializan en alguno de estos productos con la intención de exportarlos, por lo que su economía queda a merced de los mercados principalmente por dos motivos: porque la especialización es tal que se descuidan las necesidades de abastecimiento local desestructurando las economías locales, y por otro lado porque tal nivel de especialización deja la estabilidad de la economía nacional a merced de los mercados y sus vaivenes y especulaciones. Un ejemplo del riesgo de este tipo de monocultivo lo podemos encontrar en el caucho: aquellas economías que basaban su economía en la exportación de caucho vieron como el precio del producto caía a una cuarta parte (aparición de sustitutivos sintéticos, producción masiva a nivel mundial, plagas, etc...), con el consiguiente impacto en sus economías. Así las cosas, este tipo de economías especializadas en monocultivos siempre harán depender su estabilidad de las fluctuaciones de la demanda internacional. Su producción depende de las necesidades de los países desarrollados, y su prosperidad de las condiciones del mercado internacional. En general, cse ultivan productos secundarios en la dieta de los países desarrollados (que son de los que primero se prescinde en caso de crisis), y están sujetos a modas, por eso son plantaciones especulativas, ya que presuponen cuál será la demanda en los países ricos. A esto debemos sumar los movimientos propios de los capitales especulativos.

En este caso ya no sólo importa de quién son las tierras que se cultivan, puesto que lo más importante, los canales de comercialización, siguen en manos de grandes corporaciones transnacionales. Un claro ejemplo de esto, bien estudiado, es el café.

Un punto interesante es que se trata de un tipo de explotación extensiva en régimen de monocultivo, y cuando se agota una plantación se traslada a otro lugar próximo. Este desplazamiento, y el hecho de dejar esquilmada la tierra, resta tierras fértiles a la agricultura tradicional, por lo que entran en conflicto. La economía de plantación es tan agresiva que termina por producir crisis ecológicas.